29.5.15

Arder





Algo estalla en la noche
de pronto
el color irrumpe la monotonía
se expande y repliega
en contorsión.

Arden la pulpa y los hilos
que sostienen el alma
de Babel
bajo las monstruosas figuraciones
de sus sueños.

Danzan al rojo vivo
las cicatrices de los póstumos
que no encontraron destino
y vagan por la eternidad
asustando al viajero.

Ellos no paran de reír
así conjuran la nostalgia
de la porcelana sobre el mantel
metonimia del sabor concernido
por atlas ancestrales.


II

Ojos de muñecas yacen
desorbitados
si nada fuera lo que parece
_dicen, mirando todo_
la belleza no tendría razón
de existir
ni la mano acariciar con piedad
los huesos
del enfermo.

La escritura no salva
_dice la voz de la mano_
si no puede golpear
al que ha golpeado
con la misma mano
que acaricia
la misma que enciende
el fósforo
para escribir su ardor.

a.g.

25.5.15

Un poema maravilloso de Daniel Geisser



EURINOME

Quédese quieta ahora, ya no baile,
mujer de blancos brazos,
más blancos que la espuma,
abandone esa danza, triplemente alocada,
ya no siga moviéndose, agitándose,
en la furia azulada de las olas;
que cese el frenesí del marino aquelarre:
no convoque a los vientos
déjelos que reposen en sus odres de cuero,
que se aquieten las aguas
y que no haya mareas,
que sea noche perpetua,
que no se diferencien las estrellas
y que el sol siga negro y no conozca el brillo;
aplaque esa tormenta primigenia,
deje en paz a las cosas, deje que anden,
que sigan, tranquilas en el caos como
hasta ahora, que giren y que floten
en esa sopa cósmica, mezcladas con los restos
de lo que no ha nacido, que siga el remolino
dando vueltas y vueltas; ya no baile, mujer,
mujer de blancos brazos, más blancos
que la espuma, quédese quieta ahora,
hasta apagar la fiebre de los muslos
ebúrneos; no se entregue al fornicio
con la vieja serpiente; apriete bien
los labios de esa grieta purpúrea;
que no haya ningún huevo
para que no haya un mundo.

Daniel Geisser